La DGT ataca de nuevo y lo hace con todo su arsenal tecnológico. Septiembre parece ser el mes elegido, para comenzar los ensayos del nuevo sistema de detección de exceso de velocidad (ensayos que tendrán lugar en uno de los túneles de Guadarrama en Madrid). Los tan temidos radares para el control de velocidad ya son cosa del pasado: la DGT quiere controlar la velocidad media entre dos puntos concretos, en lugar de la velocidad instantánea en un solo punto.
El sistema controlará tramos estratégicos de especial peligrosidad. Al comienzo del tramo se situará una cámara que controlará los dos carriles en ambos sentidos (a diferencia de los actuales) y fotografiará a todos los vehículos que circulen por el tramo, tomando datos precisos de la hora exacta a la que pasa por el punto de control. A una distancia determinada se encontrará la segunda cámara, que registrará de nuevo el tiempo en el que se fotografía el vehículo, calculando automáticamente la velocidad media a la que el vehículo ha recorrido el tramo, basándose en el tiempo tardado en recorrer la distancia entre la primera y la segunda cámara. Si la velocidad media excede del límite para la vía, se procederá a la denuncia del conductor.
Antes de notificarse la denuncia al infractor, los datos pasarán un control en un centro de gestión de datos, donde se comprobará que no ha habido ningún error en las mediciones.
El sofisticado sistema funcionará también durante la noche, gracias a un sistema de imagen por infrarrojos, lo que unido a la capacidad para obtener imágenes amplias de todo el ancho de la vía y a la retroactividad del sistema, que controlará el flujo de vehículos en ambas direcciones, han disparado el precio del conjunto. El equipo completo costará alrededor de unos 200.000 €, un precio que casi cuadruplica el coste de los actuales sistemas de radares fijos.
El sistema controlará tramos estratégicos de especial peligrosidad. Al comienzo del tramo se situará una cámara que controlará los dos carriles en ambos sentidos (a diferencia de los actuales) y fotografiará a todos los vehículos que circulen por el tramo, tomando datos precisos de la hora exacta a la que pasa por el punto de control. A una distancia determinada se encontrará la segunda cámara, que registrará de nuevo el tiempo en el que se fotografía el vehículo, calculando automáticamente la velocidad media a la que el vehículo ha recorrido el tramo, basándose en el tiempo tardado en recorrer la distancia entre la primera y la segunda cámara. Si la velocidad media excede del límite para la vía, se procederá a la denuncia del conductor.
Antes de notificarse la denuncia al infractor, los datos pasarán un control en un centro de gestión de datos, donde se comprobará que no ha habido ningún error en las mediciones.
El sofisticado sistema funcionará también durante la noche, gracias a un sistema de imagen por infrarrojos, lo que unido a la capacidad para obtener imágenes amplias de todo el ancho de la vía y a la retroactividad del sistema, que controlará el flujo de vehículos en ambas direcciones, han disparado el precio del conjunto. El equipo completo costará alrededor de unos 200.000 €, un precio que casi cuadruplica el coste de los actuales sistemas de radares fijos.
varetta (administrador)
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