viernes, 24 de julio de 2009

BMW radical ...

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La ofensiva europea en el segmento de las HiSport no para. A la Ducati 1198 y a la Aprilia RSV4 de nuestro reportaje, se une una inusual competidora germana: la nueva BMW S1000RR.

Tras la presentación hace unos años de la R1200 S y posteriormente de la sofisticada HP2 Sport, todo parecía apuntar a que el futuro de la variante más radical de BMW, pasaba por su sempiterna configuración Boxer. Sin embargo los de Munich han apostado el resto y decidido retar sin contemplaciones a Japón en su propio terreno.

La S1000RR es la interpretación alemana del concepto de superdeportiva japonesa: motor de 4 cilindros en línea, 999 cc, 193 caballos de potencia a 13.000 rpm y 183 kg de peso. Cifras que ponen de manifiesto las intenciones de la deportiva alemana. Sin excusas ni medias tintas: una moto para quemar el asfalto.

Algo que no cambia en la marca es el uso masivo de la tecnología más vanguardista. La S1000RR incorpora de serie el sistema de frenada antibloqueo Race ABS así como control de tracción DTC (Dynamic Traction Control). El sistema es regulable en nivel de intervención para ajustarse a todo tipo de pilotaje y no defraudar a los más "quemados" (no en vano la electrónica ha sido desarrollada por la propia marca y derivada directamente de su experiencia en Formula 1).

En cuanto a la parte ciclo, lo más que sorprende es la adopción de una suspención más convencional que los tradicionales sistemas Paralever y Telelever de BMW (si podemos considerar convencial al equipo "pata negra"que monta la S1000R). El tren delantero se confía a una horquilla invertida Öhlins con barras de 46 milímetros multirregulable, conjunto que se corresponde de maravilla con el monoamortiguador trasero TTX, también desarrollado por Öhlins. El tren trasero está guiado por un basculante masivo de aluminio, capaz de absorber con precisión milimétrica cualquier incidencia sobre la rueda trasera. El esqueleto de semejante bestia es un ligero chasis de doble viga fabricado enteramente en aluminio. El apartado de frenos se ha confiado a Brembo: discos de grandes dimensiones con pinzas monobloque de anclaje radial, aseguran que habrá potencia de sobra a la hora de detener este misil tierra-tierra.

En cuanto a la estética, BMW ha continuado explotando su filosofía de diseño asimétrico ya conocido en las K1300R o F800R. Este rasgo es más evidente en su frontal, donde se combinan un óptica circular (inspirada en las motos de resistencia) para el lado derecho, con un faro alargado más convencional en el lado izquierdo.

¿El precio? Parece que es otro de los rasgos de marca a los que BMW ha renunciado ya que, teniendo en cuenta el equipo que esta moto monta de serie, su electrónica más propia de un caza de combate y unas prestaciones fuera de lo común, 15.990 € casi parecen una ganga. En todo caso, habrá que esperar aún hasta diciembre para poder hacerse con la primera BMW verdaderamente radical.

varetta (administrador)

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