No, no han leído mal: 320 kilómetros por hora, ni más ni menos. Y no se trata de una máquina de competición, sino de la que por derecho propio se ha convertido en la moto de calle más rápida del mundo.
Fabricada por la empresa alemana Warm Up Zweiradtechnik GmbH (en el estado de Baden-Wurtemberg), la Stormbringer está basada por completo en una Kawasaki Ninja ZX-10R, aunque la puesta a punto y modificaciones han sido tan profundas, que resulta imposible adivinar la herencia de la moto japonesa.
Comenzando por su mecánica, se trata de una unidad motriz de 999cc y cuatro cilindros con doble árbol de levas en cabeza y culata de cuatro válvulas por cilindro. Monta un sofisticado sistema de gestión electrónica del motor y control de tracción con diez niveles de funcionamiento programables. El mago de la mecánica Seep Buchner ha sido el encargado de afinar el corazón de la Stormbringer y adaptarlo convenientemente a las nuevas exigencias de torsión y resistencia mecánica.
El resultado es un conjunto explosivo cuya potencia se sitúa en 220 cv a 13.500 rpm, pudiendo aumentar esa cifra hasta los 280cv mediante el uso de un sistema booster. El empleo de este sistema por razones de seguridad mecánica, está disponible sólo a partir de los 180 km/h, proporcionando durante unos segundos un extra de empuje brutal, que catapultará a la Stormbringer a los 320 por hora, pudiendo alcanzar los 300 en tan sólo 13'9 segundos, los 200 en 6'5 y los 100 en sólo 2'9 segundos. Una auténtica locura con sifras de potencia superiores a una MotoGP.
En consonancia con su salvaje mecánica, su diseño exterior es una auténtica declaración de intenciones con unas formas verdaderamente agresivas y modernas. El empleo de materiales ligeros como aluminio, titanio y fibra de carbono han contribuido a reducir el peso total del conjunto y a mantenerlo en unos correctos 192kg.
Fabricada por la empresa alemana Warm Up Zweiradtechnik GmbH (en el estado de Baden-Wurtemberg), la Stormbringer está basada por completo en una Kawasaki Ninja ZX-10R, aunque la puesta a punto y modificaciones han sido tan profundas, que resulta imposible adivinar la herencia de la moto japonesa.
Comenzando por su mecánica, se trata de una unidad motriz de 999cc y cuatro cilindros con doble árbol de levas en cabeza y culata de cuatro válvulas por cilindro. Monta un sofisticado sistema de gestión electrónica del motor y control de tracción con diez niveles de funcionamiento programables. El mago de la mecánica Seep Buchner ha sido el encargado de afinar el corazón de la Stormbringer y adaptarlo convenientemente a las nuevas exigencias de torsión y resistencia mecánica.
El resultado es un conjunto explosivo cuya potencia se sitúa en 220 cv a 13.500 rpm, pudiendo aumentar esa cifra hasta los 280cv mediante el uso de un sistema booster. El empleo de este sistema por razones de seguridad mecánica, está disponible sólo a partir de los 180 km/h, proporcionando durante unos segundos un extra de empuje brutal, que catapultará a la Stormbringer a los 320 por hora, pudiendo alcanzar los 300 en tan sólo 13'9 segundos, los 200 en 6'5 y los 100 en sólo 2'9 segundos. Una auténtica locura con sifras de potencia superiores a una MotoGP.
En consonancia con su salvaje mecánica, su diseño exterior es una auténtica declaración de intenciones con unas formas verdaderamente agresivas y modernas. El empleo de materiales ligeros como aluminio, titanio y fibra de carbono han contribuido a reducir el peso total del conjunto y a mantenerlo en unos correctos 192kg.
Numerosos detalles hacen de esta una moto única y no lo es menos un sistema de visión trasera que prescinde de los retrovisores, contando con una cámara en su colín que proyecta la imagen en una pantalla LCD de alta definición situada en el depósito. La calidad de imagen es muy alta, amplia, sin ángulos muertos ni vibraciones.
La fabricación de la Stormbringer se lleva a cabo de manera totalmente personalizada y los ajustes de suspensión, disposición de los mandos así como la forma y altura del asiento, se hacen teniendo en cuenta la altura y peso del piloto, ajustando la máquina de manera perfecta al comprador. En su afán por mimar al cliente, Warm Up Zweiradtechnik suministra a cada comprador un mono a juego con el diseño de la moto y un casco de alta gama realizado en fibra de carbono y kevlar. ¿Se puede pedir más?.
57.500 € es el precio de esta bestia mecánica. Un precio sumamente elevado, que sin embargo se ve justificado por el empleo de los mejores materiales, ajustes y componentes de competición y el uso de la más avanzada tecnología.
La fabricación de la Stormbringer se lleva a cabo de manera totalmente personalizada y los ajustes de suspensión, disposición de los mandos así como la forma y altura del asiento, se hacen teniendo en cuenta la altura y peso del piloto, ajustando la máquina de manera perfecta al comprador. En su afán por mimar al cliente, Warm Up Zweiradtechnik suministra a cada comprador un mono a juego con el diseño de la moto y un casco de alta gama realizado en fibra de carbono y kevlar. ¿Se puede pedir más?.
57.500 € es el precio de esta bestia mecánica. Un precio sumamente elevado, que sin embargo se ve justificado por el empleo de los mejores materiales, ajustes y componentes de competición y el uso de la más avanzada tecnología.
antonio (administrador)
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