El EICMA siempre ha sido nuestro salón favorito, y es que por mucho que se vayan desgranando las novedades antes de su inauguración (pasa en todos los certámenes), siempre nos guarda detalles como esta Moto Guzzi, por los que merece la pena esperar todo el año. La máxima de la edición actual parece haber sido, "contra la crisis, creatividad y calidad".
La V7 Clubman evoca como pocas creaciones recientes el más puro espíritu Cafe Racer, fraguado en los años 60 del pasado siglo en el Reino Unido. Los moteros de la época se reunían en terrazas y cafeterías para hablar de sus hazañas y contemplar las artífices de las mismas, en muchas ocasiones sólo en su imaginación, pues habitualmente eran preparadas de carreras, sólamente para presumir.
En cierta manera, ese espíritu Cafe Racer parece haber regresado, pues tras varias décadas de locura velocística, el imparable movimiento "nakeder" actual parece evocar ese uso romántico de la moto. Muchos moteros compran y preparan hoy bellas naked, más allá de sus virtudes dinámicas, por su componente pasional. Las marcas más avezadas se están dando cuenta de este cambio, y explotan el filón.
Moto Guzzi nos presenta una moto muy atractiva, con su característico motor en V transversal. Asiento de una sola plaza, escape de carreras firmado por Arrow y llantas radiales de aspecto retro. Los reposapiés tienen una disposición muy adelantada, dando lugar a una posición de pilotaje muy peculiar (los semimanillares son regulables en todo caso). La horquilla delantera es una Marzocchi de 50mm, debidamente maquillada para la ocasión.
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