Fallece Shoya Tomizawa ...

Hoy es un día muy triste para todos los amantes del motociclismo. Y no lo es porque haya muerto un piloto haciendo su trabajo. Lo es porque nos ha dejado un chaval joven, lleno de ilusión, afable y buena persona. Efectivamente, y además de todo eso, Shoya Tomizawa era un magnífico piloto con una proyección francamente prometedora, pero esto ya carece de importancia, especialmente para su familia, amigos y equipo, a quienes tenemos en estos momentos en el corazón.

Pese a su temprana trayectoria, Tomizawa irrumpió con fuerza en el Mundial de Velocidad, al hacer historia proclamándose como primer piloto en ganar un Gran Premio de Moto2, todo un hito que pasará a los anales de este deporte. Todos quedamos prendados de las buenas maneras de aquel chaval, cuyo primer gesto al bajarse ganador de su montura fue una cordial sonrisa, que siempre le acompañó en su breve pero brillante andadura deportiva.

Nacido en la ciudad japonesa de Asahi, el 10 de diciembre de 1990, Shoya se inició en el mundo de las dos ruedas pilotando minimotos, compitiendo posteriormente en el Campeonato Japonés de 125 cc, donde se proclamó subcampeón en 2006, ganando además el galardón de novato del año. La siguiente temporada compaginó su actividad deportiva en las categorías de 125 y 250 cc, dedicándose exclusivamente al cuarto de litro en 2008, temporada en la que terminó en una meritoria segunda posición. Su debut en el Mundial se saldó con la 17ª plaza en la general definitiva, y dos buenas actuaciones en Motegi y Valencia.

Fue sin embargo en la recién estrenada categoría de Moto2, en la que comenzó a brillar desde comienzos de la presente campaña, con una fabulosa victoria en Losail. De la mano de Suter, el piloto nipón continuó plasmando buenos resultados, finalizando en el GP de España en segunda posición. Sus duelos con pilotos de la talla de Toni Elías quedarán en la memoria y en las videotecas, en recuerdo de un sensacional estilo de pilotaje y una gran valentía sobre la moto.

Todo auguraba una prometedora carrera hasta el día de ayer. El Circuito de Misano volvió a mostrar su peor cara. Aquella que dejó a Rainey en silla de ruedas en 1993. Un escalofrío nos recorrió la espalda cuando en la vuelta doce un atroz accidente lanzó por los aires a dos pilotos, mientras otro arrastraba sin control por el suelo. Hasta las cámaras de la realización se centraron primero en los que salieron aparatosamente despedidos de sus monturas, Redding y de Angelis, aunque la repetición no dejaba lugar a dudas. La peor parte se la había llevado "Tomi", como le llamaban sus compañeros. El cuerpo inmóvil de Shoya hacía presagiar lo peor, y la confirmación de su fallecimiento, tan temida como esperada, supuso un mazazo muy duro de asimilar, para quienes en ese momento anhelábamos un milagro.

La historia, en un guiño de amarga ironía, ha querido que la siguiente víctima del Mundial, tras el trágico fallecimiento de Daijiro Kato (Suzuka 2003), haya sido un compatriota suyo, que le idolatraba y llevaba su mítico número 74 en el mono, en señal de reconocimiento y respeto.

Se ha ido un buen piloto, un excelente deportista y una mejor persona.

Descanse en Paz.

miguel (webmaster)